Entrevista a SANTIAGO GARCÍA, Director del teatro La Candelaria

10.01.2009 16:04

 

 

Santiago García:

“A mí no me importa la plata, mi pago es hacer obras que sirvan a la sociedad”

El director del teatro La Candelaria narra como llegó a ser uno de las personas más importantes

del teatro, además de mostrar su opinión sobre el futuro del país y algo sobre sus pasiones.

 

POR: Óscar Robayo

 

En esa antigua casa ubicada en uno de los barrios más viejos de la capital colombiana, y del cual el teatro heredó su nombre “La Candelaria”, se esconde y se refugia uno de los personajes con una vida dedicada a una labor poco reconocida, pero que se considera una de las personas más importantes del ámbito artístico de Latinoamérica. Santiago García, ese hombre casi setentón con la vitalidad que envidiaría uno de 20, que lleva a cuestas viajes, preparación y enseñanzas a partir de su gran pasión, las artes escénicas.                                                                                                   

 

En el centro de la casa con un patio descubierto y una pila en el centro, se respira ese aroma artístico y de respeto que infunde la trayectoria de este personaje, al que esperan muchos en una banca formada por una tabla de madera y dos troncos en la entrada del teatro. A él no le importa si es niño, joven, adulto o anciano, el trato para todos siempre es igual, con una disposición y amabilidad única, pero que eso si, no se le puede interrumpir en las horas destinadas a los ensayos.

 

LOS INICIOS EN EL TEATRO

 

Este hombre que se fue de Colombia a estudiar arquitectura, cuando regresó como una jugada del destino su vida se encaminó por otro lado: “empecé aquí a trabajar luego de haber terminado la carrera, pero de pronto fui a un taller que hacía un Japonés, Seki Sano, para actores de la televisión, y no se porque me dio por ir a ese curso, que era en las noches. Me entusiasme tanto que decidí dejar la arquitectura y dedicarme al teatro”. Confiesa con la misma pasión que en ese momento lo impulsaría a dejarlo todo por eso que tanto le gustaba, pero que hasta ese momento era desconocido.

Empezó su preparación en artes escénicas: “fundé un grupo de teatro con algunos actores de la televisión, que se llamaba El búho en 1957”, luego viajó a Checoslovaquia a realizar estudios en escenografía y dirección teatral. Al regresar nuevamente al país incursionó en el ámbito académico. “Ingrese a la Universidad Nacional para formar el teatro estudio”, pero también fue el fundadorde un lugar en donde se reunía la diversidad de manifestaciones artísticas: “Hace 42 años cree con otro grupo de actores, que trabajaban en la Universidad, la casa de la cultura en la carrera 13”, esta iniciativa duró dos años antes de pasarse a la actual sede, con el presente nombre.

 

EL TEATRO LA CANDELARIA

 

“Ya en el 68 nos pasamos al barrio La Candelaria como un grupo de teatro que lo llamamos de esa manera y asimismo se ha llamado hasta ahora”. Él un gran artífice de lo que es el desarrollo del teatro nacional agradece a todos las personas que han pasado por el grupo, como también a los que ahora están y cree que sin ellos sería imposible mantenerse: “Yo no he sido, a sido el grupo y es por ellos que esto se ha consolidado más y más, en este momento somos 16 actores y se conserva así. No es por mí culpa solamente, sino por la de todos”. Ese hombre que rodean todos para escucharle sus lecciones, habla con una sencillez y satisfacción por lo que escogió para su vida.

 

El teatro La Candelaria es uno de los de más reconocidos del país, sin embargo el mismo director sabe que la tarea de mantenerlo no es fácil: “La mayoría de las fuentes de supervivencia de este teatro es por la taquilla, y hay una pequeña parte que da el Ministerio de Cultura y el Distrito, pero que es mínimo, tanto que no es ni el 10% de lo que se necesita para mantenerlo”. Afortunadamente La Candelaria goza de un reconocimiento internacional y son invitados a varios festivales fuera y de ahí se saca también para cubrir los gastos: “Cuando nos invitan fuera la paga es mucho mejor que acá, y pues de ahí nos sirve para cuadrarnos en algo”, dice con un tono triste pero con una mirada optimista.

 

Recuerda el pasado y se llena de alegría por haber podido comprar hace 40 años la actual sede y construir la sala, con muchos esfuerzos, por que sin eso tal vez no sería posible preservar el grupo: “Si no fuese así, hace muchos años habríamos desaparecido”. 

 

SU DRAMATURGIA Y PERSONALIDAD

 

Santiago García además de ser actor y director también es dramaturgo, las obras que se montan hace un tiempo son escritas por él, pero igualmente tiene creaciones en co-autoría como: Diálogo del rebusque, Corre corre carigueta entre otras, aunque no se atreve a decir cual es su favorita, si menciona las que más “éxito y recordación” han tenido: “La obra colectiva que más ha funcionado aquí y de más renombre es Guadalupe años cincuentay de las que he escrito individualmente, a pesar de ser un texto de Shakespeare, pero que hice la adaptación para teatro es El Quijote

 

El director, el escritor, el actor, el amigo conserva la humildad aprendida a través de la vida, a partir de todo lo que ha tenido y tendrá que hacer para mantener el sueño que empezó a labrar hace mas de 40 años, por eso camina como uno más con una sudadera y camiseta como cualquier personaje de esos casi irreales que ha acostumbrado el barrio La Candelaria a albergar, una chaqueta y unos tenis que no son de marca, es lo que viste, pero con la infaltable agenda debajo del brazo donde lleva los libretos y apuntes para la próxima función.

 

Todo eso lo acompaña de la modestia, atreviéndose a increpar a los que lo consideran el ícono vivo más importante del teatro colombiano y latinoamericano: “Los que dice eso están miopes, les falta tener una realidad mucho más amplia y no quedarse enfocado en mí”. En cuanto a la recompensa por su trabajo él se aleja de las pretensiones materiales y va más allá: “A mí no me importa ganar plata, mi pago es hacer obras que sirvan a la sociedad. Ese es mi premio”. Con las palabras que dice refleja el verdadero ser y las funciones que quiso cumplir  desde el momento en que se encaminó por este periplo artístico.      

 

EL PRESENTE Y FUTURO TANTO DEL TEATRO COMO DEL PAÍS

 

A pesar de que el teatro a crecido significativamente en el país este hombre ve difícil la realización del este arte por la falta de apoyo: “Mientras tengamos un Estado como el que tenemos que no se ocupa para nada de la cultura, del arte, de la vida sino que está preocupado por la guerra, pues el porvenir es absolutamente negro. Pero si logramos cambiar a un gobierno más abierto, menos autoritarista, seguramente vamos a tener un apoyo”. 

 

Se nota un inconformismo por el gobierno actual, que no esconde al responder por el devenir del país, y el papel que jugará en un mundo en vías de globalización. “El futuro del país está muy vinculado al futuro del mundo, hoy el mundo está viviendo una crisis por las guerra y además las guerras injustas, siendo nosotros por supuesto consecuencia de esto como por ejemplo el narcotráfico, que no es un problema nacional si no un problema mundial; y como somos dependientes de la ayuda del gobierno de Bush, si este cambia, nosotros también lo haremos. Aunque de parte de todos depende el cambio, si sabemos unirnos podremos cambiar la situación tan negativa que vive el país”.

 

Así es el maestro del teatro nacional y latinoamericano, un hombre sin miedos a la hora de lanzar sus opiniones, con una memoria única y una visión mordaz. Confiesa también su pasión por la pintura y la lectura, la segunda como una necesidad para su trabajo, sus autores favoritos asegura son muchos y que lee hasta dos o tres libros a la vez.

 

Así regala un poco de su tiempo y sale con paso presuroso, advirtiendo que se le ha hecho tarde para ir a responder una entrevista que le harán vía telefónica desde Brasil.         

 

 

 

  

 

 

 

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